12/16/2009

¿Guerra fría regional? Imprimir Martes, 25 de Agosto de 2009 15:15

Por Paco Moncayo Gallegos*

Impreso en Diario Hoy

Impreso Martes 25 de Agosto, 2009

Después de la Segunda Guerra Mundial, los vencedores se vieron confrontados en lucha por el poder y la hegemonía derivados de intereses geopolíticos y de dos ideologías excluyentes: el capitalismo y el marxismo-leninismo. El mundo entero se dividió en dos áreas de influencia claramente marcadas. Las posiciones tercermundistas o no alineadas no pudieron extraerse de la confrontación bipolar.

La existencia de dos alianzas estratégicas con capacidad nuclear condujo a modificaciones sustanciales en las formas de enfrentamiento. Se desarrolló toda una teoría sobre las guerras de alta, media y baja intensidad en el escenario global de una guerra distinta, calificada como fría, cuyo eje central fueron las operaciones psicológicas. América Latina fue uno de los escenarios de esa "guerra fría" y soportó conflictos internos urbanis y rurales que para la región fueron siempre de alta intensidad. Nuestros países aportaron con el escenario y los muertos, para el logro de los objetivos trazados por los estrategas de las grandes potencias. La primera víctima de la confrontación fue la población que sufrió las terribles consecuencias; otra fue la integración latinoamericana. No se concebía la convivencia en paz entre países con distintos sistemas y, en el interior de los mismos, instituciones fundamentales de la democracia fueron brutalmente demolidas con el pretexto de la lucha de clases o a la defensa de la sacrosanta civilización "cristiana y occidental". La certeza de la destrucción mutua asegurada (MAD, esto es locura, por sus iniciales en el idioma inglés) obligó a aceptar la convivencia pacífica de los dos sistemas. He intentado este recordatorio porque, en la actualidad, se está reeditando en el escenario andino una forma de guerra fría entre países cuyos Gobiernos orientan sus políticas públicas, con fervor misionero, unos en la economía de mercado y el Estado liberal; otros en el difuso socialismo del siglo XXI. Las víctimas son, una vez más, los pueblos de estos países y la incipiente integración andina que ha transitado una dolorosa historia de fracasos. La diferencia está ahora en que la guerra fría sirve a los mandatarios para mantener altos niveles de popularidad, usando como siempre asuntos tan delicados para fines de política interna.

Hay que poner fin a esta actitud demencial. La sociedad civil de los países involucrados, las iglesias, las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones gremiales, los gobiernos locales, la población en su conjunto deben llevar a cabo una campaña de sensatez y sosiego a favor de la paz, convivencia pacífica, el respeto a Gobiernos de otra orientación política. ¡Nada de guerras frías ni peor calientes en nuestra América Latina!

*Ex Alcalde de Quito, asambleísta

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